Ergonomía. 5 reglas de oro para diseñar un espacio de trabajo ergonómico.

      

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La improductividad, las dolencias físicas y el absentismo son producto, en muchos casos, de la falta de un espacio de trabajo ergonómico. Si el mobiliario no responde a las necesidades de los colaboradores o si las condiciones medioambientales no son las adecuadas, el bienestar de las personas se resentirá.

La ergonomía es la disciplina que favorece el desarrollo de las tareas en buenas condiciones, fomenta la productividad y, además, hace que los colaboradores se sientan más cómodos y seguros en el espacio de trabajo.

El diseño ergonómico no solo se aplica a las sillas, sino a todo el mobiliario (escritorios, archivos, sofás, mesas de reunión, estanterías), al ambiente de trabajo (iluminación, ruido, temperatura, distribución de espacios y colores), y en general, a todos los aspectos que en un sitio de trabajo incidan sobre la salud de las personas.

A continuación te presentamos cinco reglas de oro para que hagas de tu oficina un lugar ergonómico:

Elige el escritorio que mejor se adapte a los trabajadores



Créditos: Mepal

El escritorio debe ser un facilitador para el desarrollo apropiado de la tarea de cada colaborador y contar con espacio suficiente para el material de trabajo. A su vez, debe estar dotado de elementos que permiten el uso de equipos tecnológicos, como brazos extensibles o canales de conexión eléctrica.

Respecto a las dimensiones del escritorio, las normas ISO sugieren que tenga 75 centímetros de altura, pues permite una buena posición al usar el ordenador. Otra opción es que la altura sea regulable.

Lo más importante es tener en cuenta que si la altura de la mesa no es correcta, el colaborador correrá el riesgo de hacer un esfuerzo en la musculatura del brazo y de la espalda, lo que se traduce en una gran carga para la columna.

Elegir el escritorio depende de las necesidades del trabajador. Puede que necesite cajones, espacio para escribir o solamente para trabajar con la computadora. La recomendación general, de acuerdo con una guía de ergonomía desarrollada por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), es que este permita la movilidad y que sea lo más ancho y profundo posible para evitar posiciones forzadas.

Opta por sillas acolchadas, con reposabrazos y regulables



Créditos: Mepal

Las sillas de oficina son usadas todo el día. Por ello, para que puedan ser lo suficientemente resistentes, tienen que cumplir una serie de condiciones ergonómicas.

En primer lugar, es importante que la silla cuente con un mecanismo de regulación, que permita controlar la inclinación del asiento y el respaldo. Así se podrá establecer la posición del torso respecto al escritorio. De igual forma, una silla con reposabrazos facilita el descanso del cuerpo y evita, entre otras cosas, dolores en la espalda o en los hombros.

El asiento tiene que ser acolchado para ofrecer mayor comodidad y poder soportar el uso constante de la silla, y no solo las sillas, sino tambien, el proyecto de muebles que existe en el espacio. Por último, el soporte de la espalda debe mantener la columna vertebral alineada; un respaldar ergonómico, afirma la guía de mobiliario de la UNESCO, cuenta con una postura lumbar ajustable, que provee apoyo estable y promueve una postura natural.

Preocúpate por las condiciones físicas



Créditos: Mepal

El entorno también repercute en el bienestar de los trabajadores. Una mala iluminación, por ejemplo, ocasiona fatiga mental. Una correcta iluminación, en cambio, fomenta la creatividad y la concentración, es por esto, que se debe recordar la importancia de contar con un proyecto de muebles adecuado para tu zona de trabajo.

Ubica el mobiliario cerca de lugares donde se pueda aprovechar la iluminación natural, que trae consigo múltiples beneficios a la salud de los colaboradores.

Además, de acuerdo con una investigación realizada por la Universidad de Cornell en 2015, una correcta iluminación mejora la productividad hasta en un 5%. Los puntos de luz, por su parte, deben estar situados encima de los puestos de trabajo y a ambos lados de la mesa, de manera que se eviten reflejos y deslumbramientos.

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