La alternancia en la educación y las nuevas formas de socializar en los colegios ofrecen una oportunidad para que los padres orienten a sus hijos sobre temas de salud y seguridad.
En 2020, la tecnología transformó la educación. En efecto, si bien internet y las tecnologías de información y comunicación se utilizan desde hace mucho tiempo, el año pasado se hicieron evidentes los beneficios de la virtualidad para enseñar y aprender, especialmente porque permitieron continuar las actividades educativas mucho más fácil en los sectores con recursos suficientes.
A pesar de que entre marzo y octubre de 2020 la deserción se ubicaba en 1,1% en Colombia, un tercio de la deserción total de 2019, algunas ciudades establecieron programas de ayuda, como el caso de Bogotá que inició un operativo para entregar dispositivos electrónicos y conectividad a los estudiantes de colegios distritales que no tenían. Esto permitió cerrar el año 2020 con la cifra más baja de deserción en los últimos cuatro años.
Aun así, muchos extrañan las interacciones físicas y las bondades de la educación presencial. Por ello se ha propuesto combinar la virtualidad con la presencialidad, para garantizar que los niños y adolescentes mantengan sus relaciones sociales y al mismo tiempo cumplir el calendario escolar. Se trata del modelo de “alternancia educativa”, que reúne lo mejor de los dos mundos y exige mucha más participación de los padres.
Lo mejor de la educación presencial
- Sincronía: clases en vivo, con horarios fijos e interacciones en tiempo real para resolver dudas.
- Concentración: en un aula es difícil distraerse con el entorno porque no hay televisores, internet, mascotas, familiares o juguetes.
- Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: se fortalecen los valores aprendidos en casa y se aprende a convivir y a controlar las emociones.
- Personalización de la educación: los docentes identifican de manera inmediata las necesidades de sus estudiantes gracias al contacto directo con ellos.
- Actividad física: asistir al colegio implica movimiento y ejercicio: caminar, jugar, salir al patio, incluso desplazarse de la casa al colegio.
Lo mejor de la educación virtual
- Manejo personal del tiempo: las sesiones virtuales suelen ser asincrónicas; por lo tanto, los estudiantes establecen sus propias rutinas y deben autodisciplinarse.
- Mayor autonomía: los estudiantes trabajan muchas veces por su cuenta, sin la orientación del docente. Por lo tanto, deben “aprender a aprender” de forma independiente. Es un reto para estudiantes y profesores, ya que es fundamental otorgar todas las herramientas necesarias para que la autonomía sea exitosa.
- Desarrollo de competencias tecnológicas: el estudiante aprende a emplear internet para buscar información y resolver problemas, y a interactuar con profesores y compañeros por vía virtual.
- Disponibilidad de recursos ilimitados para el aprendizaje: los estudiantes con dispositivos electrónicos y conectividad tienen acceso a los contenidos en cualquier momento y en diversos formatos, tales como conferencias grabadas, enlaces externos, tutoriales, videos o e-books. Por tal motivo, hay planes gubernamentales para otorgar equipos y ayudas a los sectores menos privilegiados, a fin de garantizar este acceso ilimitado.
- Ahorro de tiempo y dinero: se eliminan los costos asociados al transporte; además, las matrículas en educación 100% virtual son más económicas.
La alternancia como propuesta de valor
La alternancia en la educación combina lo mejor de las modalidades de aprendizaje virtual y presencial: garantiza el desarrollo de competencias cognitivas, socioemocionales y tecnológicas, al tiempo que se cumplen los protocolos de bioseguridad.
En la alternancia los ambientes de aprendizaje son híbridos. Los estudiantes atienden sesiones virtuales sincrónicas desde casa que pueden retomar cuando quieran, acceden a los recursos para el aprendizaje de forma ilimitada y asisten a sesiones presenciales en las que socializan con profesores y compañeros.
En este modelo los padres tienen un papel clave. He aquí algunas recomendaciones para que el aprendizaje sea efectivo:
1. Participar en la formación de sus hijos:
Involucrarse activamente en las actividades que se deben hacer en casa, tales como lecturas, manualidades, acondicionamiento físico, etc.
2. Diseñar actividades lúdicas con fines didácticos:
Los padres siempre han tenido un papel protagónico en la formación de sus hijos, especialmente en la enseñanza de valores y disciplina. Lo ideal es que los padres se incorporen en las estrategias pedagógicas con juegos de aprendizaje, proyectos y tareas especiales en familia.
3. Habilitar en la casa un espacio de trabajo:
Los niños y adolescentes deben estudiar en buenas condiciones ambientales, con posturas ergonómicas y mobiliario adecuado. El espacio debe estar lejos de la cama o de áreas en las que haya elementos distractores.
4. Dotar a los niños de las herramientas necesarias para aprender:
Computador, internet, cuadernos, libretas, libros, lápices, esferos, colores, marcadores, etc. tanto en casa como en el colegio, sobre todo si se tiene en cuenta que ya no podrán compartir sus útiles con sus compañeros por razones de bioseguridad.
5. Orientar a los niños sobre los nuevos espacios presenciales:
Las aulas serán más espaciosas y abiertas, y las ocuparán menos estudiantes. Por lo tanto, quedará mucho espacio despejado, sin que ello signifique que pueda ocuparse siempre o para cualquier actividad. Es importante educar a los niños sobre la distancia entre las personas y el uso adecuado de las áreas.
6. Aprovechar los espacios exteriores:
En las escuelas se aprovecharán los ambientes al aire libre para actividades educativas, recreativas y de esparcimiento; lo mismo deben hacer los padres en casa. Por lo tanto, el mobiliario para espacios exteriores ganará protagonismo.
La alternancia entre lo virtual y lo presencial es “la nueva normalidad” para el aprendizaje y llegó para quedarse.
